La Balona zozobra en su primer envite en el Ciudad de La Línea

La Balona zozobra en su primer envite en el Municipal

El debut liguero de la Real Balompédica Linense en el Municipal no fue el esperado. Lejos de brindar una alegría a su afición, los balonos volvieron a tropezar en casa, esta vez ante un recién ascendido como el Chiclana, que se impuso por 1-2 en un partido que recordó, dolorosamente, a pesadillas pasadas. Como si se tratara del “día de la marmota”, el equipo dejó escapar tres puntos que parecían, a priori, accesibles.

La pretemporada había generado ilusión en la parroquia balona, pero el arranque en 3ª RFEF ha sido un duro golpe de realidad. El Chiclana, sin hacer nada del otro mundo, se marchó al descanso con una ventaja de 0-2 que dejó helado al Municipal.

Errores groseros, castigo inmediato

El primer tanto visitante llegó tras un saque de esquina pésimamente defendido. El atacante chiclanero remató completamente solo cerca del punto de penalti, sin oposición alguna, mandando el balón ajustado al palo, imposible para Hermosín.

Apenas cuatro minutos después, llegó el segundo, tras una falta mal sacada por los nuestros —una «gilifalta» que se repitió más de una vez—. En lugar de colgar al área, el balón fue enviado largo a la banda contraria, donde el defensa rival recuperó sin presión, montó una contra rápida y, tras una primera parada de Hermosín, el rechace cayó a pies de un atacante visitante que empujó a placer.

En cuestión de minutos, 0-2. El público no daba crédito. Y aunque la Balona había avisado antes de los goles con varias llegadas peligrosas —la más clara, una gran jugada de Cascajo que desbordó a varios defensas y obligó a Brian a lucirse bajo palos—, el marcador era un jarro de agua fría.

Un segundo tiempo de orgullo y asedio

Tras el descanso, el guion cambió. El conjunto balono se volcó sobre la portería del Chiclana, que renunció por completo al ataque y se limitó a defender, perder tiempo y resistir. El árbitro, permisivo con esta actitud, no tuvo una actuación escandalosa, pero tampoco brilló.

Pepe Rincón recortó distancias al inicio del segundo tiempo, alimentando la esperanza del empate. A partir de ahí, fue un monólogo ofensivo de la Balona. Llegadas por dentro, por fuera, balones al área, remates de cabeza… pero sin premio. El gol del empate nunca llegó, y los seis minutos de prolongación solo sirvieron para aumentar la frustración de una afición que acabó desquiciada.

Conclusiones: luchar y corregir

A pesar del resultado, hay que reconocer que el equipo no bajó los brazos. Luchó hasta el final y, como mínimo, mereció empatar. Queda mucho por corregir, especialmente en defensa, pero también hay aspectos positivos: la intensidad ofensiva del segundo tiempo, el buen hacer de Sergio y Cascajo en ataque, y la energía de Zaqui, que entró en la segunda mitad para revolucionar el medio campo con su garra y tesón.

Ahora toca resetear, levantar la cabeza y pensar ya en el próximo reto: el Córdoba B. Un partido clave para empezar a sumar y no descolgarse en una categoría que, como ya se ha demostrado, será más dura de lo que muchos imaginaban.